martes, 23 de febrero de 2016

La personalidad de mi hijo.



  Ante comentarios que he escuchado de algunas personas durante mi embarazo, si es niño o niña, y que debería sentir por cada uno de ellos,  decidí escribir estas palabras: 

       La llegada de un bebé a la familia es una bendición "independientemente del sexo que sea".


      Dios en su bondad ha tenido un plan para cada uno de nosotros y cuando manda una bendición, como lo es un bebé lo hace en abundancia, sin escatimar sus dones. 

      Los manda únicos e irrepetibles, dotados de un potencial enorme que ejercitan a lo largo de la vida. 


      Por otra parte, algunas personas creen que el sexo genético determina la personalidad de alguien, déjenme decirles que eso no es así. 


      Tampoco lo hace su manera de vestir ni los peinados de moda que pueda usar.


       La personalidad se fundamenta desde el nacimiento hasta los 7 años de edad aproximadamente donde las conductas aportadas por los adultos significativos que se encuentran al rededor del niño pasan a ser "pilares-murallas" que se instauran dentro de la estructura de la personalidad, la cual está representada por instancias pertenecientes a la psique de cada quien (lea sobre el "yo", "ello", "súper ello", "consciente" e "inconsciente" y como se forman cada una de estas instancias).


       Después de los 7 años, tales comportamientos se fortalecen o modifican gracias a la interacción con el medio y por el aprendizaje directo o por observación que se obtiene de dicha mediación, resaltando que tanto las experiencias negativas como las positivas se posicionan en el consciente pero porque viven en un constante bombardeo del inconsciente por querer salir a la luz. 


      Con toda esta explicación quiero decir, que si usted tiene deseos, aspiraciones o temores que usted como adulto significativo no pudo resolver en su niñez, no venga a hacerlo con sus hijos o familiares cercanos ya que las frustraciones personales no se pagan con las demás personas sino que se "resuelven". 


      Ejemplo, si tu querías ser músico, y no pudiste serlo, no le impongas a tu hijo ser algo que quizás no sienta placer al hacerlo.


      Así que esta es mi invitación: resuelva sus conflictos! si no sabe cómo hacerlo, ¡busque ayuda! pero no pretenda realizarse a costa de los demás y mucho menos marcar el inconsciente de un niño con acciones sin resolver de su pasado. 


      ¿Qué otra cosa debe hacer? practique valores y exija el cumplimiento de los mismos a usted mismo, pues nadie puede pedir "ni exigir" nada que no pueda dar. Por último, amese, ame y apoye a sus familiares, porque la crianza de un hijo no es sólo papel de la madre o el padre, es tarea de todos, en la unión familiar esta la clave para su desarrollo.  


Farides Reyes. 

Lcda. Psicología Clínica - Lcda. Educación Preescolar. 
Intagram @faryrl

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